Albert Dou fue un científico que supo ampliar los horizontes de la matemática catalana con sus investigaciones y el trabajo docente en las universidades. Tuvo una trayectoria llena de méritos y cargos de responsabilidad que ejerció mayoritariamente en Madrid, donde se desplazó a los dieciséis años para estudiar en la Escuela de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos.
El espíritu religioso y católico le llevó a alistarse voluntariamente al ejército sublevado de Franco en estallar la guerra civil española y más tarde a unirse a la Compañía de Jesús. Como él explicaría a su sucesor, Jesús Ildefonso Díaz, «para mi, después de vivir un tiempo en una especie de esquizofrenia entre los valores religiosos y las matemáticas, pronto llegué a la conclusión que convergían en un único humanismo. A veces lo he resumido en una frase: "Del púlpito a la tarima no hay solución de continuidad."»
Al empezar la postguerra y con veinte y siete años, se licenció de la carrera de Ingeniería cuando ya había empezado la de Matemáticas. Fue entonces cuando ingresó en la Compañía de Jesús en el noviciado de Veruela, donde obtuvo la licenciatura pontificia en Filosofía en 1949 y donde años más tarde obtendría también la de Teología. En 1954 fue ordenado sacerdote y poco después la Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid le ofreció una cátedra de matemáticas que obtuvo en 1955. Dos años después, obtuvo la Cátedra de Análisis Matemática (Ecuaciones Diferenciales) de la Facultad de Ciencias de la Universidad Complutense de Madrid. Dedicó veinte años de trabajos a esta doble cátedra, para muchos su etapa más rica como matemático.
Desde los inicios de su trabajo como docente combinó su labor en las aulas con la investigación. Para poder combinarlo con las múltiples responsabilidades que tenía que afrontar, decidió ampliar y profundizar en sus conocimientos en el extranjero. «La preparación de las clases, la atención a los alumnos, las tareas administrativas», expresaba él mismo, «absorbían tanto tiempo que prácticamente resultaba imposible dedicarse a la investigación. Me pareció que la solución que permitiría encontrar tiempo tranquilo y largo para el estudio era solicitar periódicamente, cada cuatro o cinco años, un año de excedencia activa, y pasarlos en centros universitarios extranjeros.» Con esta filosofía, estudió en el actual Instituto Courant de las Ciencias Matemáticas de la Universidad de Nueva York, en el Centro de Investigación de Matemáticas de la Universidad de Wisconsin, en Madison, y en muchos otros centros en Francia, Alemania, Holanda, Italia y el Reino Unido.
A partir de finales de los sesenta, los cargos se sucedieron con los cambios en las universidades y la llegada de la transición. En 1967 fue nombrado director del recién creado Departamento de Ecuaciones Funcionales de la Sección de Matemáticas de la Facultad de Ciencias de la Universidad Complutense de Madrid y en 1975 aceptó el nombramiento como decano de la primera Facultad de Matemáticas española en la misma universidad. No había pasado un año de este nuevo e innovador cargo que tuvo que abandonarlo para tomar posesión del cargo de rector de la Universidad de Deusto. Sólo ejerció el título durante dos cursos, ya que el tercero, en 1977, tomó posesión como rector del Instituto Católico de Artes e Industrias y del Instituto Católico de Administración y Dirección de Empresas (ICAI-ICADE) de Madrid, reincorporándose a su antigua cátedra en la Universidad Complutense. En 1980 fue nombrado director del Departamento de Ecuaciones Funcionales en esta institución, donde ejerció como tal hasta su jubilación. Fue a principios del curso 1983-1984 y entonces volvió a Catalunya en comisión de servicios para la Universidad Autónoma de Barcelona, en Bellaterra, donde dedicó los últimos quince años de su vida universitaria como profesor emérito de historia de las matemáticas.
Sus trabajos se enmarcaron en distintos campos, destacando los de las ecuaciones en derivadas parciales, la elasticidad, la lógica matemática, la filosofía de la ciencia y la teología. Ocupó la presidencia de la Real Sociedad Matemática Española entre 1960 y 1963 y recibió numerosos reconocimientos, entre los cuales se encuentra la Gran Cruz del Orden de Alfonso X el Sabio, la medalla de oro del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, la medalla Narcís Monturiol por su contribución al progreso científico y tecnológico de Cataluña, y los doctorados honoris causa por las universidades Pontificia de Comillas y de Málaga.
Obras principales
- Cuatritejidos planos (Dou i Mas de Xexàs, 1953)
- El teorema de unicidad en elasticidad plana (Dou i Mas de Xexàs, 1962)
- Implicaciones de la inteligencia artificial para el conocimiento humano (Dou i Mas de Xexàs, 1973)
- Els Científics i la fe cristiana (Dou i Mas de Xexàs, 1993)
Más información
- García Doncel, M. (2009). «Albert Dou: matemàtic, mestre i religiós»Notícies: Societat Catalana de Matemàtiques, vol. 27, pàg. 10-12.
- Ildefonso Díaz, J. (2003). «Entrevista a un mestre de vuitanta anys: Albert Dou». Notícies: Societat Catalana de Matemàtiques, vol. 18, pàg. 10-18.
- Ildefonso Díaz, J. (2009). «Alberto Dou, la huella de una menta maravillosa y abierta». El País, 21 d'abril del 2009.
Agradecimientos
Esta nota biográfica ha sido confeccionada con la colaboración de Eduard Parés i Español, Joaquín Erviti y la familia de Albert Dou.