En 1857 instaló una fábrica de gas en Mataró, y cinco años después patentó el primer gasógeno de aspiración. El llamado gas Arbós, que se utilizó en diferentes puntos de Cataluña, es una mezcla de gas de agua con un hidrocarburo que da brillo a la llama.
Hizo trabajos, algunos de los cuales fueron publicados, sobre temas químicos, y otros de interpretación de la ciencia, desde un punto de vista teológico.